El nacimiento de nuestro actual Conservatorio se remonta al 19 de enero de 1927. En esa fecha se aprobaba por parte de la Diputación la creación de una Sección Artístico-Musical dentro la Escuela Provincial de Artes e Industrias.
Una iniciativa que había partido de un grupo de amantes de la música y que tuvo una rápida y entusiasta acogida en la ciudad.
Más de cien alumnos se inscribieron en el cursillo de tres meses que organizó la Corporación Provincial con la intención de comprobar qué nivel de aceptación tenía la recién creada Sección, lo que, a la vista de la respuesta, fue todo un éxito.
Celebrado de marzo a mayo de 1927, el curso estuvo impartido por Bonifacio Gil como profesor de armonía y solfeo, Carmen Muñoz y Telésforo Escudero como profesores de piano y solfeo, Juan Calle de violín, Luis de Bernardi de violonchelo y como auxiliar de violín y solfeo José Cerezo. El director en aquellos momentos de la Banda Militar del Regimiento de Castilla y autor, más tarde, del Cancionero Popular de Extremadura, Bonifacio Gil, ejercería también como director del programa formativo. Hoy, el Conservatorio Superior de Música lleva su nombre.
El aceptable número de alumnos asistentes provocó que a mediados de septiembre de ese mismo año se abriera el plazo de matrícula del primer curso oficial de la Sección Artístico-Musical de la Escuela de Artes e Industrias. Hace ahora, por tanto, noventa años del primer curso académico del actual Conservatorio de Música de la Diputación de Badajoz.
El plantel de profesores fue prácticamente el mismo a excepción de Joaquín Macedo y Manola Arcas. El primero en sustitución de Juan Calle, que abandonaba el proyecto para convertirse en concertista de violín y, la segunda, autora de la Historia del Conservatorio de Música de la Excma. Diputación Provincial de Badajoz (1927-1971), y de la que estás líneas son deudoras, como auxiliar de piano y solfeo.
Los primeros compases de la Escuela fueron duros. Instalada entre el sótano y algunas habitaciones del primer piso de la Diputación, las aulas carecían de las condiciones indispensables para la enseñanza de una disciplina tan sutil como la música. Además, la remuneración de los profesores no se regularizaría hasta el comienzo de los años treinta.
(Continuará…)